martes, 7 de noviembre de 2017

MUJERES EN CAUTIVERIO

Colaboración de José Bello

Mujeres en Cautiverio

La política penitenciaria del régimen totalitario que oprime a Cuba, especialmente en cuanto al presidio político, se ha caracterizado, desde sus inicios, por una violencia represiva sin escrúpulos. El ensañamiento y el espíritu de venganza han sobrepasado todos los parámetros de la vileza. Si esto ha sido una constante para los presos políticos, nuestras hermanas, encarceladas por sus ideas y actos por la libertad y dignidad humana y nacional, hubieron de sufrir, con mayor rigor la vesanía de los abyectos carceleros de la tiranía.

Pretendemos asomarnos a los horrores del presidio político de mujeres, para hacer justicia histórica a esa pléyade de heroínas, con tanta frecuencia desconocidas, y denunciar las violaciones de sus derechos humanos.

Damos inicio a nuestro proyecto tomando uno de tantos ejemplos ilustrativos de esta gran tragedia que fue el presidio político cubano de mujeres, por lo peculiar de su história.

María Amalia Fernández del Cueto
 fue detenida en 1961 en avanzado estado de gestación. Sometida por más de cuatro meses al agresivo rigor del Departamento de la Seguridad del Estado (G-2), fue condenada a cuarenta años de prisión. Se la ubicó en la cárcel de mujeres de Guanajay, donde dio a luz a una niña.

En 1962, se produjo una fuga en dicha prisión. El régimen, furioso, como represalia envió a sesenta y seis de las reclusas castigada para la cárcel de Baracoa, en el extremo oriental de la isla. María Amalia fue de las seleccionadas, y tuvo que viajar con su pequeña hija de meses. Las presas políticas fueron trasladadas primero en camiones "rastras" y después en avión bajo fuertes medidas de seguridad con la represión acostumbrada. En la cárcel de Baracoa fueron recibidas bajo las amenazas del maltrato, los insultos y la agresividad usual. Puestas en condiciones muy precarias de higiene y habitación, prácticamentes incomunicadas y alejadas al máximo de sus familiares, las presas políticas castigadas en la prisión de
Baracoa fueron sometidas a un riguroso y abusivo régimen penitenciario. Carentes de los más elementales recursos de vida, sometidas a un programa de maltratos físicos, con una alimetación de hambre y con una muy insuficiente asistencia médica, las presas políticas tuvieron que mantener un permanente enfrentamiento con la guarnición del penal. Los "toques de latas" y las "batidas de rejas" -algunas de las "armas" disponibles por los presos para la protesta- tenían que realizarse frecuentemente para reclamar los más elementales derechos. Muchas de las veces la respuesta de la dirección fuemás golpizas y castigos. Bajo tales circunstancias Amalia tuvo que desprenderse de su hija y entregarla a su hermana y a su suegra, porque en dicha situación era imposible que la criatura viviera.

Para estas sesenta y seis mujeres el castigo en la carcel de Baracoa se extendió por un año. Al regreso, brutalmente aglomeradas en "carros-jaulas", a la prisión de Guanajay, se encontraron con que su pabellón en ésta había sido convertido en celdas tapiadas. Tuvieron que pasar seis meses más allí, dende se les manipulaba hasta el agua.

El recibimiento en la prisión fue con un despliegue inmenso de fuerzas militares con arma larga y bayoneta calada. Sacadas a empujones de las "jaulas", tuvieron que enfrentarse con una violenta y frenética andanada de insultos por parte de toda la guarnición, que además les propinaba golpes a diestra y siniestra por cualquier motivo. A Gloria Arudín le propinaron una terrible golpiza, y a Reina Peñate, que fue a auxiliarla de la turba de milicianos y carceleras que la golpeaba, recibió tantos golpes que fue arrastrada sin sentido por los guardias al pabellón. Cuando volvió en sí, no podía recordar cómo había llegado hasta allí.

Otro de los procedimientos para perturbar psíquicamente a las presas era el uso de altoparlantes dirigidos hacia las galeras, que repetían continuamente todo el adoctrinamiento político del sistema. Las presas estaban obligadas a escuchar los discursos de los dirigentes del régimen.

Fuente:
Testimonios de las ex-presas politicas:
María Amalia Fernández y Reina Peñate.

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