domingo, 28 de enero de 2018

REVOLUCION QUE DEVORO A SUS HIJOS


LA REVOLUCION QUE DEVORO A SUS HIJOS

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El castrismo, la verdadera filosofía del dictador Fidel Castro, aunque presentándola como comunismo, es una ideología cuya característica fundamental es proceder según las circunstancias o necesidades del líder, o sea, él mismo Castro.
Fidel Castro y su gran melagomanía, con un perfil sicopático, de pasión por el poder, logró desde su espurio origen, que un pueblo lo siguiera, al menos al principio. Luego, al ver que ya no podía contar con el pueblo, impuso un sanguinario sistema de terror, asesorado por una potencia extranjera, la hoy desaparecida URSS y sus paises satelites.
Paso a detallar unos pocos, de entre tantas personas que fueron fusilados, sufrieron cárcel o están exiliados. Son muchos, muchisisimos más los que faltan. No es nuestra intención nombrar a los más importantes, sino sólo mencionar a algunos como ejemplo de todas las victimas del hoy senil dictador, Fidel Castro.
Estos son algunos de ellos:
Dr. Manuel Urrutia Lleó.
Fue designado para que ocupara la Presidencia de la República, al triunfo de la revolución en Enero de 1959. Al percatarse de la infiltración comunista en el gobierno y rechazarla, Castro le preparó un complot lleno de infamias para destituirlo de su cargo. Era un obstáculo a sus siniestros planes, y había que eliminarlo. Después de su obligada renuncia, al menos pudo salir hacia el exilio, donde murió.
Ministros del primer Gabinete Revolucionario que se exiliaron:
Dr. José Miró Cardona, Primer Ministro.
Dr. Roberto Agramonte, Ministro de Estado.
Raúl Chibás, Ministro de Justicia.
Manuel Fernández, Ministro de Trabajo.
Rufo López Fresquet, Ministro de Hacienda.
Manuel Ray, Ministro de Obras Públicas.
Carlos Franqui, alzado en la Sierra Maestra. Fue director de Radio Rebelde. Luego del triunfo, director del periódico Revolución, órgano principal del gobierno. Termino tambien exiliado.
David Salvador, dirigente obrero del “26 de Julio” y Secretario General de la CTC, tratando de huir del país fue apresado y sufrió cárcel.
Comandante Pedro Díaz Lanz, primer jefe de las Fuerzas Aéreas Rebeldes (FAR). El era quien, en una avioneta, les llevaba armamentos y pertrechos tanto a Fidel como a Raúl en la Sierra Maestra y la de Cristal, arriesgando su vida en cada viaje. Terminó exiliado.
Comandante Aldo Vera Serafín, jefe del Departamento de Investigaciones Revolucionarias (DIER). Era uno de los jefes del “26 de Julio” en La Habana. Se exilió.
Comandante Víctor Paneque “Diego”, otro de los jefes del “26 de Julio” en La Habana. Exiliado.
Comandante Ismael Suárez “Echemendía”, también de los jefes del “26 de Julio” en La Habana. Exiliado.
Dr. Felipe Pazos, Presidente del Banco Nacional de Cuba. Exiliado.
Comandante Huber Matos, uno de sus principales jefes de guerrillas, condenado a veinte años de prisión por el único delito de no estar de acuerdo con el rumbo que llevaba la revolución hacia el comunismo. Era Jefe militar de la provincia de Camagüey.
Comandante Humberto Sorí Marín, ministro de Agricultura. Fue quien redactó la ley de Reforma Agraria. Se le acusó de traición y fue fusilado.
Eufemio Fernández, líder estudiantil, que luchó contra el “bonche” universitario y contra la dictadura. Fusilado por conspirar.
Comandante William Morgan, norteamericano. Fue uno de los jefes del Segundo Frente del Escambray. Fusilado, acusado de traición.
Comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, jefe del Segundo Frente del Escambray, condenado a veinte años de prisión.
Pedro Luis Boitel, líder estudiantil, condenado a prisión. Hizo una huelga de hambre en protesta por los maltratos que recibía, pero prefirieron dejarlo morir.
Comandante Rolando Cubela, jefe del Ejército Rebelde del Directorio Revolucionario. Condenado a prisión.
Comandante Ramón Guin, líder estudiantil. Uno de los jefes del Directorio Revolucionario. Guardó prisión.
Ángel Quevedo, dueño y director de la revista “Bohemia”. Periodista muy comprometido con el “26 de Julio” en sus escritos, editoriales e incluso en las caricaturas que aparecían en su publicación. Exiliado. Más tarde cometió suicidio, dejando una carta de despedida en la que afirmaba: “Todos somos culpables”.
José Pardo Llada, periodista y comentarista radial que llegó a estar brevemente en la Sierra Maestra. Exiliado.
Jorge Mañach, periodista, gran pensador, una de las eminencias de las letras en Cuba. Líder del grupo Movimiento Radical Revolucionario (MRR). Exiliado.
Comandante Víctor Mora, un campesino, de la zona por donde desembarcó Fidel y su grupo. Fue el primero que se le unió. Guió a Fidel y a los otros once supervivientes, entre ellos Raúl, el Che y Camilo, por lugares seguros, para evitar que fuesen capturados o muertos. Los condujo a lo más alto de las montañas. Posteriormente al triunfo no duró mucho tiempo sin que se diera cuenta de que había sido traicionado. Criticó la nueva dictadura. Lo denunciaron y fue sentenciado a diez años de prisión. Cuando cumplió logró escaparse a los Estados Unidos.
Mario Chanes de Armas, uno de los casos más tristes de la “revolución”. Era un gran luchador por los ideales democráticos. Uno de los fundadores de la lucha contra Batista. Uno de los que participaron con Fidel Castro en el asalto al Cuartel Moncada. En esa ocasión logró escapar y se fue a México, uniéndose de nuevo a Fidel para participar en el desembarco del Gramma. Hubiera podido ocupar cualquier posición dentro del gobierno revolucionario, pero no aceptó nada. Cuando vio la traición de Fidel a la memoria de todos los caídos, se manifestó en contra de esto. Lo prendieron y fue juzgado como “contrarrevolucionario”, siendo sentenciado a treinta años de cárcel, de los cuales pasó seis en solitario. Cumplió su condena completa. ¿Cómo sobrevivió a ella? Es casi imposible de creer.
Dr. Carlos Prío Socarrás, ex-presidente. Sufrió el golpe de Estado de Batista. Con su agrupación, el Partido Auténtico, cooperó económicamente a la causa de la revolución. Después de asilarse salio al exilio. Más tarde se suicidó.
Dr. Aramís Taboada, amigo y compañero de Fidel en la Universidad. Por no estar de acuerdo con las ideas de este sufrió cárcel. Fidel lo visitaba para mofarse de él. Fue detenido por mandato del propio tirano. Murió en la cárcel.
Comandante Jesús Carreras, alzado en el Escambray contra Batista. Miembro del Segundo Frente, luego conspiró contra Fidel. Lo descubrieron y fue fusilado.
Capitán de Ejercito Rebelde, de origen campesino, Sinesio Walsh Rios, alzado de nuevo en armas contra el regimen castrista, fue fusilado.
Comandante del Ejército Rebelde, Plinio Prieto, alzado y mas tarde fusilado.
Capitán Ricardo Olmedo Moreno, participó en el asalto al Palacio Presidencial. Luego conspiró contra el regimen, siendo arrestado y después fusilado.
Capitán Porfirio Ramírez, fue presidente de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria) de Villa Clara. Luchó contra Batista y al ver el curso de la “revolución” se alzó contra el gobierno revolucionario. Fue preso y fusilado.
Capitán Osvaldo Ramírez, uno de los puntales del Directorio. Se jugó muchas veces la vida en la lucha contra Batista. Decepcionado con la “revolución”, se alzó para luchar contra Fidel y cae muerto en la lucha.
Capitán Jesús Llanes Pelletier, fue teniente del Ejército Constitucional. No sólo ayudó a Castro en la prisión, sino que se negó a la orden que le dieron de envenenarlo por medio de los alimentos que se le daban. Esto sucedio después de la condena por el asalto al Cuartel Moncada. A Llanes Pelletier le dieron de baja con mención deshonorable por ordenes de Batista. Se unió al “26 de Julio”. Al triunfo Fidel lo nombró jefe de su escolta. Desilusionado con el rumbo de la mal llamada “revolución”, conspiró contra ella. Lo descubrieron y fue sentenciado a quince años de prisión. Cumplida su sentencia no quiso exiliarse. Fue vice-presidente del Comité Cubano de Derechos Humanos. Falleció en la isla.
Repetimos, estos son solo algunos de los tantos casos de dirigentes revolucionarios, quienes fueron asesinados, encarcelados o tuvieron que marchar al exilio por oponerse a la dictadura castro-comunista, que lleva mas de medio siglo oprimiendo a los cubanos.
Colaborador José "Pepe" Bello

martes, 16 de enero de 2018

TESTIMONIOS DE ERNESTO DIAZ RODRIGUEZ

Jose Bello

14:44 (Hace 9 horas.)
para

La denuncia de un ex preso político cubano

Este “plantado” pasó 22 años en cárceles castristas
Martes, enero 16, 2018 |  Jorge Luis González Suárez  |  comment count
https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2018/01/ernesto_diaz_rodriguez.jpg
Ernesto Díaz Rodríguez (Facts About Cuban Exiles)
LA HABANA, Cuba.- La inmensa mayoría de los cubanos que vivimos dentro de nuestra isla, (esta cárcel gigante con rejas de agua), carecemos de información fidedigna, sobre cómo fue y es aun el presidio político en Cuba.
Leí, gracias a una amiga, hace pocos días, el libro Rehenes de Castro, del ex preso político y “plantado” Ernesto Díaz Rodríguez, publicado por Linden Lane Press, Miami, en 1995.
Esta impresionante obra narra, con lujo de detalles, los horrores vividos por el autor, junto a otros muchos opositores, dentro de las distintas prisiones por las que transitó durante 22 años.
El texto hilvana aquellos acontecimientos que más lo impactaron durante su largo encierro, que culminó con su excarcelación, el 23 de marzo de 1991.
Ernesto Díaz nació el 11 de noviembre de 1939 en el poblado de Cojímar, en La Habana. Fue un simple pescador. Desencantado del rumbo que tomó el proceso revolucionario, emigró a los Estados Unidos en una pequeña embarcación.
En ese país se integró al grupo de acción por la libertad de Cuba Alpha 66, donde llegó a ser uno de sus principales dirigentes. Realizó varias incursiones clandestinas al país, hasta ser detenido en una de ellas, en Pinar del Río, y sentenciado en dos condenas a 40 años de cárcel.
La primera frase del texto es un indicio del resto de su exposición. Así comienza: “La historia del presidio político en Cuba está escrita con sangre”. Y agrega, algunas líneas después: “Por eso, denunciar la verdad de este ‘Gulag’ caribeño es una obligación, para mí impostergable”.
Subraya, en numerosas ocasiones, la aplicación de los métodos empleados por los militares, carceleros y oficiales de la Seguridad del Estado contra los presos. Las intimidaciones, ofensas, maltratos físicos y psicológicos, las brutales golpizas con palos y cadenas, pateaduras, el encierro en celdas de castigo tapiadas, donde les suprimen los cuidados de la salud, las medicinas y el racionamiento de la alimentación, se encuentran entre las mayores atrocidades cometidas.
Como respuestas de los presos a las crueldades y arbitrariedades cometidas contra ellos, para reclamar sus derechos, se encontraban las huelgas de hambre. Ernesto Díaz, junto a Eloy Gutiérrez Menoyo, Julio Ruiz Pitaluga, Sergio Montes de Oca Gil y otros, organizaron en varias ocasiones este tipo de lucha. Una efectuada en la prisión de Boniato, por varios meses, casi los conduce a la muerte.
Uno de los muchos ejemplos del trato inhumano por los esbirros del régimen comunista podemos extraerlo de un párrafo de la página 55. Expone aquí cómo eran los pabellones de castigo en el “Combinado del Este”, que la Dirección Penal nombró “disciplinaria” y los detenidos con ironía le llamaron “los Derechos Humanos”.
Es horrenda la descripción de dichas celdas: “Cada calabozo tenía 2,33 metros de largo. Su ancho era de 1,40 metros, y su altura de 2,43 metros”.
https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2018/01/ernesto_diaz_huelga_hambre.jpg
Foto de Ernesto Díaz Rodríguez durante una huelga de hambre en cárceles cubanas y que aparece en su libro testimonio (Cortesía)
Añade también que no tenían luz y agua, excepto cuando los carceleros la ponían unos quince minutos al día como máximo.
La cama era una plancha de hormigón áspera, que dañaba la piel e impedía dormir más de media hora sin cambiar de posición. No tenían almohada, que sustituían por sus zapatos sin cordones.
La ropa permitida era nada más que un calzoncillo, por lo cual estaban casi desnudos. En invierno, el frío los helaba y en verano el calor era insoportable porque casi no tenían ni oxígeno para su ventilación.
Un hecho escalofriante que narra Ernesto Díaz es cómo el único médico “plantado” del presidio, el Dr. Alberto Fibla, homenajeaba cada 30 de agosto, en cualquier lugar en que se encontrara, a los 475 compañeros de la causa Nº 455/62 vilmente fusilados en la fortaleza militar de La Cabaña. La pregunta más espeluznante, sin respuesta, es: ¿Cuántas víctimas en total fueron ultimadas?
Resulta imposible reseñar, en tan corto espacio, todo este trascendental testimonio, recogido por este hombre, mientras se encontraba en el presidio. Más que un libro es un documento para los anales de la patria, que aún está por reescribirse.
Ernesto Díaz Rodríguez es también un poeta y narrador. Gran parte de su obra está dedicada a los niños. Cuenta con varios títulos publicados, entre los que se encuentran La campana del albaMar de mi infancia y El carrusel, entre otros.
Actualmente, Ernesto Díaz es el dirigente principal de Alpha 66, organización no gubernamental dedicada hoy a la lucha por los derechos humanos.
Durante la próxima Feria del Libro de Miami aparecerá una reedición bilingüe de este libro fundamental. Esto permitirá que muchas personas que no dominan nuestra lengua,conozcan la verdadera historia de Cuba bajo el castrismo.
Por todo lo que hizo y hace, valga decir: ¡Gracias, Ernesto!

viernes, 12 de enero de 2018

DESTITUCION DE MANUEL URRUTIA

La olvidada y triste historia de Manuel Urrutia, el primer presidente de la Cuba revolucionaria (antes que Fidel Castro)

Lioman Lima BBC Mundo
  • 1 enero 2018
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Manuel UrrutiaImage caption Manuel Urrutia fue el primer presidente de Cuba después de la revolución de 1959 (Crédito: Ecured)
Fue el único hombre que estuvo por encima de Fidel Castro en el gobierno de Cuba: el único que, en teoría, pudo darle órdenes al "comandante".
Sin embargo, el nombre de Manuel Urrutia y su breve paso por la historia se pierden antes y después de las causas y azares que lo llevaron a ser no solo el último gobernante de derecha en la isla, sino también el primer presidente de la Cuba en revolución. Todo al mismo tiempo.
Urrutia, un abogado nacido en el centro de la isla en 1908 y radicado más tarde en el oriente, sin simpatías partidistas ni carrera política, se vio envuelto en una vorágine de acontecimientos que lo llevaron a asumir el mando político del país después del 1 de enero de 1959, al menos por unos meses.
Pero casi seis décadas después de aquellos tiempos convulsos, su figura sigue siendo tan desconocida en el extranjero como al interior de la propia isla que gobernó.
Sus desavenencias con Castro y sus renuencias al giro hacia el comunismo lo convirtieron en un personaje incómodo y, con el tiempo, su rol desapareció de las principales versiones de la historia oficial, como le sucedió a tantos otros que se opusieron al rumbo que tomaba la Cuba de aquellos tiempos.
"Fue el primer opositor desde el gobierno al comunismo y el autor del primer intento notable de querer detener aquello", asegura a BBC Mundo el escritor cubano Norberto Fuentes, autor de La autobiografía de Fidel Castro, en la que abarcan varios capítulos los episodios del azaroso paso de Urrutia por la presidencia.
Fidel CastroImage caption Fidel Castro dirigió la lucha contra Batista en la Sierra Maestra, mientras otros grupos y partidos coordinaban la acción en las ciudades.
Al decir de Fuentes, el ascenso y caída de Urrutia en los primeros meses de 1959 fue una especie de metáfora de las figuras con "vida limitada" que también fueron protagonistas de los inicios de la revolución cubana y olvidadas después.
Pero ¿quién era y cómo llegó Urrutia a convertirse en una figura clave en los inicios de la revolución?

La primera huella

El primer rastro de Urrutia en la historia de Cuba, el que marcaría el resto de su vida pública, puede ubicarse en 1957, cuando en un juicio a unos jóvenes que apoyaban el desembarco de Castro y sus tropas adoptó una posición totalmente inusual.
"Urrutia era magistrado de la Audiencia de Santiago de Cuba, donde se iban a juzgar a estos muchachos que habían protagonizado el alzamiento", cuenta a BBC Mundo el historiador cubano Tomás Diez, del Instituto de Historia de Cuba.
"Pero en un acto de valentía, Urrutia dijo que a los jóvenes no se les podía condenar, porque lo que habían hecho estaba amparado por la Constitución de 1940, que decía que el pueblo tenía el derecho a rebelarse contra un gobierno dictatorial", recuerda.
La actitud de Urrutia hacia los "alzados" estremeció a la opinión pública de Cuba, gobernada en ese entonces a mano de plomo por el gobierno de facto de Fulgencio Batista.
El general Fulgencio BatistaDerechos de autor de la imagen AFP Image caption El general Fulgencio Batista (izq., con camisa a cuadros) dio un golpe de Estado el 10 de marzo de 1952 e impuso un gobierno de corte militar en Cuba .
"Esto le trajo malas consecuencias porque la dictadura no aceptó ese fallo, comenzó una persecución política contra él y lo obligó a marcharse del país", cuenta a BBC Mundo el historiador Sergio Guerra Vilaboy, profesor de la Universidad de La Habana.
A Urrutia no le quedó otro remedio que huir de Cuba, aunque de cierta forma, su actitud hacia los seguidores de Castro hizo que este último volviera a pensar en él poco tiempo después.
"Cuando la lucha en la Sierra se va consolidando, las diferentes fuerzas que luchaban contra la dictadura empiezan a pensar quién podría ser un posible candidato para sustituir a Batista y Fidel Castro propone a este magistrado por la actitud que había tenido en el juicio y porque no tenía compromiso con ninguna organización política", explica Guerra Vilaboy.
De acuerdo con el historiador, la propuesta de Castro fue aceptada por la mayoría de los partidos que estaban en contra de Batista, menos el Directorio Revolucionario, una organización estudiantil que había asaltado el Palacio Presidencial en 1957.
sierra maestraDerechos de autor de la imagen AFP Image captionUrrutia fue nombrado presidente en la Sierra Maestra, ante Fidel Castro, en diciembre de 1958..
Ante el consenso, sin embargo, el magistrado exiliado se mantuvo como el candidato elegido para sustituir a Batista en las riendas de Cuba.
Y en diciembre de 1958 tuvo lugar uno de los hechos más peculiares en la historia presidencial de isla: mientras Batista gobernaba en La Habana, Urrutia fue nombrado presidente de la nueva Cuba, en medio de la selva de la Sierra Maestra y ante Fidel Castro.
"En esas fechas, el almirante Wolfgang Larrazábal, que era presidente provisional de Venezuela, envía a la Sierra un avión con armas. En ese avión venía también Urrutia y se constituye allí un gobierno provisional. Se entrevista con Fidel Castro y se le nombra presidente", relata Guerra.
Después de su atípico nombramiento presidencial, Urrutia pasó los últimos días diciembre refugiado en un lugar también muy peculiar.
"Fidel lo manda para Vegas de Jibacoa, que era un lugar que había creado que era como una especie de Yenan (los campos de concentración para intelectuales en China), donde estaban los intelectuales que apoyaban a los alzados y donde trasladó Radio Rebelde (la emisora de los insurgentes creada por el Che Guevara)", detalla Fuentes.
Pero su paso por allí duró poco: en la madrugada del 1 de enero Batista huyó a Bahamas en una avioneta llena con alforjas de dinero, según cuenta la historiografía oficial de Cuba.
Era momento de que Urrutia bajara de la Sierra y asumiera sus funciones.

Urrutia presidente

El primer gobierno de la Cuba revolucionara comenzó a funcionar en la Universidad de Oriente, en Santiago.
Urrutia juró formalmente y una de sus primeras medidas fue nombrar a Fidel Castro como su delegado en los institutos armados del país, a la vez que Comandante en Jefe de las Fuerzas de Mar, Aire y Tierra de la República.
Los rebeldes lograron la victoria contra Batista el 1 de enero de 1959.Derechos de autor de la imagen AFP Image captionLos rebeldes lograron la victoria contra Batista el 1 de enero de 1959.
El nuevo mandatario también nombró como primer ministro a José Miró Cardona, un reconocido abogado, hijo de un reconocido general de las luchas independentistas del siglo XIX.
"Era un gobierno sin lugar a dudas muy moderado, de derecha", valora Guerra Vilaboy.
"Esto llevó a que Estados Unidos le diera rápidamente el reconocimiento diplomático, ya que el presidente era un hombre tan respetable como Urrutia y el primer ministro era el presidente del colegio de abogados, hijo de José Miró Argenter. Ambos representaba los grandes intereses del capital en la isla", explica.
De acuerdo con este profesor universitario, el de Urrutia era un gobierno que le daba a Washington la garantía de que la revolución no se radicalizara y también ofrecía a la poderosa burguesía cubana cierta tranquilidad de que no perderían sus beneficios.
"Esto puede haber sido también algo táctico que Fidel Castro tuviera también en su mente. No solo aceptar un gobierno de consenso nacional, que todas las fuerzas políticas lo aceptaran, sino que también que fuera bien visto por Estados Unidos y por la burguesía cubana, para que no se produjera un cisma", opina.
UrrutiaImage caption Urrutia era un abogado de clase media que defendió a un grupo de jóvenes que apoyaban a Fidel Castro en 1957. (Foto: Dominio público)
Sin embargo, José Miró Cardona renunció al cargo poco menos de un mes después y Fidel Castro asumió como primer ministro.
Fue el principio del fin del gobierno de Urrutia o, al menos, de sus funciones presidenciales.
"Cuando Fidel Castro asume el premierato hace una reforma en la Constitución de 1940 y a partir de ese momento es el primer ministro quien tiene en sus manos las facultades para hacer las leyes y por tanto se le otorga al gobierno la facultad de ejecutar las leyes y toda esa responsabilidad recae en Fidel Castro", explica Guerra.
"En la práctica, desde febrero de 1959, Urrutia queda como una figura de segundo orden", añade.

Renuncia y huida

"En su presidencia Urrutia lo que hizo fue más bien disfrutar de su salario, que era de 1.200 pesos. Era un abogado de derecha, pero sin ningún tipo de experiencia para lo que le tocó y al final fue una ficha más en el juego político de aquellos años", considera Fuentes.
Tras su llegada al gobierno, Fidel Castro comienza a impulsar las llamadas "leyes revolucionarias", que fueron desde dos polémicas reformas agrarias hasta la confiscación de bienes a las familias poderosas.
"Urrutia al principio apoya esas leyes, pero después comienza a distanciarse cuando considera que esas leyes están acercando al país al comunismo. Eso provoca una crisis del gobierno, Fidel Castro renuncia y esto obliga a que Urrutia, a su vez, renuncie también", explica Guerra.
plano del edificioImage caption Fidel Castro vivía en el Palacio Presidencial junto a Urrutia durante los primeros meses de 1959, según se aprecia en este plano del edificio. (Foto cortesía de Norberto Fuentes).
El intelectual cubano Ambrosio Fornet recuerda que Castro anunció su renuncia por la televisión y luego, sus seguidores, convocaron a una movilización para pedir la renuncia de Urrutia.
"Fue un acto masivo y no había dudas de que Fidel era el héroe del momento y que a Urrutia no le quedaba otra opción que renunciar", cuenta a BBC Mundo.
De acuerdo con el historiador Tomás Diez, Urrutia "se dejó llevar por la propaganda" de tildar a la revolución de comunista y la "traicionó".
"Era una persona que daba declaraciones anticomunistas y hacía el juego de no estar de acuerdo con el gobierno", asegura.
Palacio Presidencial de Cuba.Derechos de autor de la imagen AFP Image captionUrrutia fue el primer mandatario después de la revolución en ocupar el Palacio Presidencial de Cuba.
Sin embargo, otros ven en su actitud una expresión coherente con sus principios.
"Yo creo que fue un acto de coherencia ideológica que dijera que no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando. Fue un periodo turbulentos y muchas personas serias y honestas como Urrutia vieron que su ideología entraba en conflicto con lo que estaba pasando y lo expresaron", argumenta Fornet.
Tras renunciar a la presidencia en julio de 1959, Urrutia se refugió en la embajada de Venezuela.
Lo sustituyó en el cargo Osvaldo Dorticós, un líder comunista que unos años después terminaría pegándose un tiro en la cabeza.
Osvaldo DorticósDerechos de autor de la imagen AFP Image captionOsvaldo Dorticós (centro) sustituyó a Urrutia como presidente en febrero de 1959.
Desde 1976, la figura de presidente de la República desapareció de la constitución de Cuba y todo el poder recayó formalmente sobre Fidel Castro.
A Urrutia un salvoconducto le permitió salir de Cuba y se asiló en Estados Unidos donde, desde la sombra y sin respaldo, intentó hacer oposición al castrismo hasta su muerte en 1981.
"En el exilio no tuvo mayor trascendencia. Él no era un político, los que lo conocieron siempre se refieren a él como un hombre sin carisma, anodino. Realmente había llegado a un lugar al que realmente él ni siquiera se imaginó ni pretendió llegar. Fue un instrumento del momento histórico que le tocó", concluye Guerra Vilaboy.
Envejecido y desgastado, su nombre se perdió desde entonces en el olvido de la historia.

ACTIVISTA EN HUELGA DE HAMBRE